lunes, 16 de abril de 2012

La Mujer y la Revolución (Discurso del General Omar Torrijos Herrera)

Mujer Panameña: Profundamente emocionado, profundamente convencido, he asistido a este acto en el cual la mujer panameña se moviliza y ratifica su incorporación hacia el Movimiento Nuevo Panamá. Y lo digo profundamente emocionado, porque yo soy un gran creyente, yo soy un gran convencido en el poder místico, en el poder de convencimiento, en el poder de organización que la mujer panameña tiene.

Y yo soy un convencido, porque sé que en manos de ustedes está la suerte de nuestra Patria. Y soy un convencido, porque en los momentos más duros de mi vida, siempre he tenido a una mujer panameña al lado mío, representada en mi esposa, quien me ha manifestado que prefiere ser viuda de un hombre valiente, a ser la esposa de un hombre cobarde que le ha dado la espalda a los problemas de la Patria.
Yo sé que eso sintetiza el modo de pensar de ustedes. Yo sé positivamente que estas diecisiete mil mujeres panameñas que están aquí no han venido por otra cosa más que por la inspiración del convencimiento. Porque la mujer panameña cuando se le convence, actúa; porque la mujer panameña cuando se le convence, es una mujer que se entrega con lealtad; que se entrega sin condiciones y que se dedica a la causa en la cual ella cree.

Yo conozco a la mujer panameña en todos sus estratos. Conozco a la india, conozco a la campesina, conozco a la mujer aquí representada y conozco que en estos momentos más de una madre india, más de una madre campesina está angustiada porque su niño no ha llegado de la escuela y teme que el río le haya podido hacer daño.

Siento la lucha de ustedes porque la vivo. Siento la lucha de ustedes por ese sagrado respeto que siento ante mi madre. Siento la lucha de ustedes porque sé que gran parte de lo que soy se lo debo a la buena compañera que Dios me dio. Y siento la lucha de ustedes porque nunca toman nada a medias; la entrega de ustedes es total. Y si se han incorporado totalmente a este Movimiento Nuevo Panamá eso ratifica que este Movimiento Nuevo Panamá es irreversible y que sus conquistas no las detendrá nadie.
 Al darle un beso a mi señora, ese beso patentiza el cariño que le tengo. Y ese beso significa que le doy un beso a la mujer panameña ante la cual me inclino en actitud de reverencia.


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