martes, 25 de octubre de 2011

Máquinas fiscales amenazan la permanencia de los pequeños negocios

El fin de semana que acaba de pasar y tomando en consideración la preocupación creciente de pequeños propietarios de negocios o mejor conocidas en las comunidades como "tienditas", respecto a que a partir del 1 de noviembre entrará en vigencia la aplicación de la ley de recuperación fiscal, que consiste en que los negocios deben registrar ventas y de esta manera, la recaudación fiscal debe ser más efectiva para asegurar los ingresos al fisco nacional, decidí recorrer y visitar algunos de estos comercios en mi circuito.

Aproveché que además de entregar algunos implementos musicales para la banda de música de la Escuela de Cermeño, para visitar la "tiendita o el kiosquito de Don Eusebio " Chevo" Pérez, un anciano de 92 años, aún activo y propietario de ese "negocito" que por muchos años le ha permitido ayudar al sostenimiento de su familia.

Aunque no lo han visitado de parte de las funcionarios de ingresos para informarle de como trabajará con la nueva ley, me exteriorizó que si tiene que comprar y usar esas máquinas, el tendrá que cerrar. El está preocupado, como lo están, varios centenares de este tipo de propietarios de locales pequeños que existen en el país y que como todos hemos conocido se han visto obligados a salir a protestar.
He ahí lo acontecido hace varias semanas en Divisa, con comerciantes de Azuero y otros puntos de la geografía nacional que están prácticamente asustados.

Vale la oportunidad para realizar primero una reflexión sobre esta realidad.
Como pude observar, Don Chevo" tiene su cajita para echar la plata de las ventas, algo que conservan como práctica de antaño. Esa es su maquinita fiscal, por así decirlo. En base a eso, hacen sus declaraciones de rentas. Es decir, aportan aunque sea un poquito a las arcas del estado. Cooperan con el desarrollo del país.
Comprendemos que la medida del actual gobierno de corte empresarial, con vasta experiencia en el manejo de lo que es el comercio haya encontrado esta fórmula para eliminar la evasión fiscal y de esta manera obtener flujo líquido que respalden sus macroproyectos y en fin sus planes de gobierno.
Pero, un país conformado por una heterogénea composición de voluntades propias, individuales o colectivas, no puede homogeneizar la voluntad privada como un todo.
Miles de panameños, actúan en la formalidad de la economía y otro tanto o más en la informalidad para poder subsistir. Es obvio, que muchos no se registran en la DGI.
¿Qué para que el país eche palante, necesita del aporte de todos? Sí es verdad. Pero también es verdad que tenemos que convivir  en un estado de solidaridad con los más necesitados. Hay que eliminar la pobreza definitivamente o mientras eso no ocurra, prorratearnos la lucha contra la pobreza y en consecuencia el desempleo, pero sin atosigar a los más débiles en la cadena social, con acciones como la antes mencionada, sin reparar las consecuencias a largo plazo con secuelas que después lamentaríamos.
Consideramos que para el caso que ocupa mi atención, la implementación de las máquinas de tributación fiscal, aún no hay ni la explicación sustentada ni la necesaria divulgación explicativa para esta clase de comerciantes de quienes se dice habra excepciones, sin embargo la estructura ministerial no ha podido vender la credibilidad de sus propuestas que presuntamente los beneficia.
Los micro vendedores no han logrado que funcionarios de jerarquía intermedia los convenzan de que no se les aplicará la medida indiscriminadamente.
El ex ministro Alberto Vallarino, artífice del proyecto de fiscalización tributaria se fue del gobierno y ahora su sucesor Frank de Lima, emprende la tarea, que no debe ser desconocida para él de ejecutar el plan, pero de él, solo conocemos que es un funcionario que más que político, es un  tecnocrata..
Ahora, también en las protestas de estos han visto los fantasmas del PRD detrás, según han expresado públicamente. Pero esa aseveración denota un total aislamiento de lo que acontece en la base de las comunidades de nuestro país. No comprenden que el asunto no es política. Es la legítima reacción de defensa de los intereses amenazados de quienes no entienden que si crece el país para cocotudos, para las transnacionales para los amigos del gobierno, lo mínimo de este gobierno es tener consideración con los más chicos y sobre todo respeto a sus familias.
El haber compartido con Don Chevoen Cermeño, me renovó aún más las esperanzas en ese panameño emprendedor surgido de las entrañas de las necesidades. Con sudor propio levantando su economía familiar. De aquellos que en cada madrugada inician sus tareas, anónimas, sin propaganda en ningun medio de comunicación de sus empresitas, sin lucir su quejas o apremios.
Hoy, el Gobierno del presidente Ricardo Martinelli, debe considerar de una vez por todas reconsiderar para este segmento de pequeños empresarios una excepción real y plausible para que retorne la tranquilidad social entre ellos.
No se niegan a aportar, a la economía nacional como me manifestó, Doon Chevo, pero necesitamos sobrevivir, estar vivos, existiendo con nuestro trabajo diario, sirviendo en nuestras comunidades, en paz social.

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